martes, 18 de febrero de 2014

     

     sobre
     la posibilidad
     de viajar
     una imagen,


la de una mujer,


     difusa,


confundo el deseo
y el paisaje.


de dónde
iba a sacar yo
una poca de ventaja
para adelantarme
al tiempo, al
tiempo del amor,
a sabiendas
de segundas caídas
y desconociendo
mi propio territorio,
sino contigo,
buena conocedora
de todos los caminos.


Venganza...



intervengamos
   en los pechos
          ocupados
          por otros
           hombres.



porque no se imaginó un amigo
cuando era niño es, que
cada noche, la 
mariposa blanca 

que viene a posarse 
en su lamparita, es 
más relevante 
que la
propia noche.

Quisieran morir las nubes...




quisieran morir
las nubes, pero mira,
¡Yo no las dejo!



Los rayos del sol
saben que no estás sola 
¡Míralos niña!


Celas al cielo
y se libran batallas
incontenibles.

22:52




puertas
que dan paso
a la estridencia
del corazón


   Que las cierren.

0:46




a pocos 
centímetros
bajo tela,
y en la inocua soledad 
de lo material,
el amor
es de otra manera.

No es ilusorio...




no es ilusorio
este pájaro cantor
en mis costillas,


ni es por desamor,
que cada noche cierro
todos los ojos.




paradojas. Lo eterno de un breve descanso y la vida de lo material. El pelo que falta en la pluma y que lo ves. Tenerlo claro y escribir un poema.
      


   soez.


Mariposa
que no cuida
sus alimañas
se vuelve dócil.


     Gobernable


     ceniza   fósforo   paja.









la sagrada imperfección de todas las cosas. Un hombre mira lo que pudo ser suyo y que, por amor, no supo salvar del fuego.

Observando el recorrido que hacen las nubes...




observando el recorrido que
hacen las nubes, intentando
memorizarlo a ver si aprendo,
he visto cómo una de ellas, la
más blanca, anda enamorada
y se ha separado del resto.


Pero yo buscaba si por amar
se mueren, y ese aire suyo,
tan claro y suave y fresco, tan
valiente y femenino era, que
una mirada me bastó para ver
que de amor había muerto.



pelo
infinito negro

       no es para añorarlo

la astucia del recuerdo

       sabe
       que miento.



has 
de saber 
que es propio 
de inocentes
sucumbir 
a la tentación,

reconocer
de qué material
está hecha
la trampa.



he de lograr mía
esa pena que no muere
aunque mueran las sombras

y así llamarme poeta

pero debo callar, si
del frío que te desboca
no hago abrigo.



dejarás atrás lo aprendido, dirás que has cambiado, pero llegará ella, la mujer prohibida. sabes que posee los ojos y el cabello, y sólo dios sabe dónde acabará todo esto.




a la soledad le debes
una disculpa,
y a mi boca
el beso
que debe repetirse.
A la ausencia, 
¡Olvida la ausencia!

Adiós tú, si quieres...




adiós tú, si quieres, y mirando al suelo dos veces adiós, si te arrepientes adiós tres veces. Yo, aquí me quedo, queriéndote como te quiero. 



todavía me siento
al borde de mi cama
con gente que no conozco
y espero largo rato
a ver qué es eso
del sueño preferido.

Aquí todos llevan
cabellos largos
y nombres de mujer.

Intentando no parecer
lo que no soy
siempre me dan
las primeras luces.



podría escribir
falsos poemas de amor 
nacidos en el mismo lugar
desde donde te escribí
los más profundos y sinceros, 
bajo el mismo cielo
al que todos los hombres
acuden a llorar, y podría, 
una por una, renombrar
cada estrellita con tu nombre 
y hacer de tus noches
mi condena elegida.

Que se me van las ganas de amar...




que se me van las ganas de amar,
pero, mi niña, es intento frustrado,

porque pena que no os pueda curar
pena que me guardo para recordaros,

mas todo va a quedar en un susto,
no os agobiéis, que yo me escondo,

y guardando el más absoluto silencio,
os prometo, me limitaré a observaros.