martes, 28 de julio de 2015




a menudo me recuerdas a mí, dijo, y es seguramente lo más bonito que alguien puede decirme en un momento como este.
Lo que me faltaba, dije yo, ahora ya no me vas a creer.
Sonaba una música desconocida, y manteniéndome en la idea de que no pueden ser amigos
quienes vienen del amor, yo, que todavía no me he enamorado de ella, necesitaba un abrazo.
Ella, que en toda la confianza que en tan poco tiempo cabe todavía no le había llorado, por primera vez ha secado mis lágrimas.
Las nubes eclipsan luz de la luna. Te regalo esta canción.



                                                                                                         A María Díaz


después de haberte conocido
lo mejor de este silencio es un lugar
Cuándo no estarás  Es esa voz que guarda
Es el para qué  Esa última voz
para cuando esté dispuesto a ponerme a salvo.




(Girasoles en estación de servicio. Ediciones en huida. 2015)