jueves, 12 de febrero de 2015




disipada la idea de interrumpir 
un entrañable y ensordecedor silencio 
de todas las cosas 
que siempre están del otro lado, 
que me devuelve lo que es mío, 
la obstinada manía de decir tu nombre
cuando todo lo que quisiera esta tarde
es cerrar los ojos y digo amor,
no pensar en mayo ni flores y digo amor,
aprender a olvidarte, engañarme,
y penden de las ramas
del cariño que te tengo, junto
a la última paciencia que te ofrezco,
párpados cansados
que anhelan el placentero sueño
y alegría del corazón,
comprendo bien porqué te quiero,
y busco un lugar
donde pensar en ti no implique
el llanto cotidiano.



si no pueden darme amor denme silencio, 
pues otra vez me he dejado desbocar 
por la mala costumbre de no despedirme 
de la gente que me quiere, de dejarla sola 
cuando más están doliendo sus heridas.

La quiero pero nunca está. La quiero, pero 
así no puedo. Qué falsas maneras de consuelo, 
ningún rostro muestra arrepentimiento como 
el mío en el momento de emprender la huida.
Callen mi boca, átenla fuerte, denle veneno.