domingo, 15 de marzo de 2015




campo abierto, todo es horizonte.
Gira el cielo sobre el niño y una voz desnuda grita, allá a lo lejos.
Gira el mundo en torno al corazón cómplice de tanta derrota.
El niño no sabe dónde y al final la encuentra.
Es la culpa, yace tumbada.
Precisa la docilidad de una conciencia y el niño extendió su mano.
Es la culpa de haber tocado el cuerpo
de una mujer que no conocía, que creyó quererla como la quería.
Una débil voz de auxilio grita.
El niño no escapa, allá a lo lejos, y no olvida.