jueves, 25 de febrero de 2016




3.


y ahora qué 
si no puedes negar tu fragilidad 
el hilo que eres de lana 
y que pende desdeñable de la lámpara 
a merced de alguna brizna de viento de interiores
Si has de pedir ayuda 
has de hacerlo cuanto antes 
rebajarte a esa temida altura
porque esto es sólo el principio
El peso muerto que eres 
cuando reconoces el infinito y lo miras con cautela
no vaya a ser que de allí no se regrese dices
Todos -hasta tú- quisieran que fueras 
la motivación que te falta 
el poeta 
jamás el poema doloroso
y no más lágrima pisando los caminos 
de la mano que seca el llanto.