miércoles, 2 de abril de 2014




a una mujer
a la que le asustaban los truenos
yo la miraba
como al sol de cada día,
cerraba los ojitos fingiendo sueño
sólo fingiendo
a través de esa fina línea
entre su ojo y su mejilla me miraba
a ver si yo sonreía
pensando:
Ay esta chica qué miedos.

Y me miraba y me miraba
así cantando
sus ojos eran música
en medio de la tormenta más bárbara.

Una mujer
a la que le asustaban los truenos
en realidad temía
la distancia que nos separa,
y yo le prometía y le prometía
que pronto íbamos a vernos
así prometiendo casi en falso
porque la vida nos mata
y yo no quiero escapar del tiempo.

Por imaginar imaginamos
que estamos juntos
y la tapo con una frágil manta
de esperanza
como al sol de cada día
pero no es suficiente,
hay mucha distancia
y muchos truenos.