viernes, 18 de octubre de 2013




deberías verme
cuando más sólo 
estoy. Cómo dibujo 
tu nombre en el aire, 
cómo como sin mirar.
Soy un trozo de tiempo 

que sobra de cada día.
Una estrella, esa estrella 
en lo más escondido
que sólo podrías 
ver 

si sintieras 
lo que yo siento.
Y todas las miradas, 
soy todas las miradas
que he ido guardando
mientras buscaba 

tus ojos.



juegan los niños en la calle.

Un corto silencio. Ya no oigo 
el balón contra mi fachada.

Ahora hablan de ser mayores.


Yo no digo nada y de repente, 
cae la tarde.







son los charquitos
mejor queridos, niña,
los de tu llanto.







cesa la lluvia
y me enamora el blanco
de las fachadas.



el corazón de afuera aprieta.


El corazón de adentro -que 
es peor lo suyo- observa y calla.


La sangre dice: ¿Quién soy yo?



cuando la resaca aprieta
recuerda 
que sólo saliste
a buscar 
a la mujer más hermosa
y pudo ser peor.



ecomo si tuviera 
que dolerme algo
y yo no le hiciera sitio
o no recordara
por dónde empezar,

como si se hubiera agotado
la fuente del dolor.

No recuerdo qué hacer
cuando no duele nada 

ni tampoco 
mi antigua apariencia.



el agua de mis sentidos se convierte en hielo porque si ella no quiere yo ya no quiero. Es fácil pensar en rendirse cuando estás tú sólo a la hora de tomar decisiones.

Tu patio.




1

Si pudiéramos esperar al cartero
con la seguridad de los que se conocen bien, 
el cielo, sin decir nada, esperaría.

Sólo los llenos de dudas no levantarían cabeza.



2

Cuando las buenas noticias y los besos 

viven de recuerdos, el cielo se queda.


3

Si el agua que brota 
a los pies de esa higuera 
me mirara.

¿Qué podría hacer el cielo?



4

¿Qué sería de un futuro sin recuerdos distancia y cielo?



5

¿Y si pudiera pintarlo?

Esclava.




la raíz pide oxígeno y la tierra se lo da,
pero quiere darse a conocer y escapa. 


El mundo, 
terriblemente poderoso, la pisa.



primero, el viento, 
con su mazo de ocho kilos.

Pasados unos minutos, 
en el suelo 
la dignidad, 
va perdiendo el color y el sentido.



cierra la boca.
Vienen gentes extrañas.
Que no nos vean.



dentro de poco
seremos mayoría
los silenciosos.



I

Como el diamante en bruto
ella tiene la pureza.



II

Si quiere me calla
con un caro golpe de brillo:
Yo sí puedo, me dice. Tú, no.



III

Es la silenciosa más buscada.
La que llevará mi corazón
a la ruina.



estar detrás y no ver nada.

Llevarte la mano a la frente
en ese gesto para disimular.

Acercarte a la baranda
acariciar una vaca

que la vaca no sienta nada.

Y darte cuenta
de que ni siquiera 
estás.



Objetivo 1.

Pasar del punto A
al punto B
parando sólo 
lo necesario
y no mirarla
a los ojos
cuando cruze
por su casa.




Objetivo 2.

Buscar una piedra
con forma
de corazón
sentarme a su lado
ponerle tu nombre
y esperar 
que le crezcan
cabellos negros.



reclinado en lo más atrás de la hamaca sus barbas, que lo dicen todo, en cambio no dicen nada. Las nubes, buenas conocedoras de lo efímero, observan al anciano desaparecer muy lento. 




llega a través del tiempo 
en forma de imagen translúcida,
y me mira descaradamente.


Yo, echado sobre el marco
de todas las puertas, nunca sé 
si entrará, o se irá para siempre.



si por la noche
se juntan en el cielo.
¿Hablarán de mí? 



su pelo, que sobre todo 
es agua de colonia, tiene ojos y boca 
y respira si lo acaricio.
Mira al suelo avergonzado 

aunque si le preguntas 
te dirá: Jesús siempre estará a mi lado.
Duerme en lo más llano y verde
enciende fuego si tiene frío.
Nos ama a todos, en silencio no hagas ruido. 

Si despierta, se marcha para siempre
y ya nadie puede olerlo.
Su pelo, negro fino y fresco, que respira 

color azul y se acomoda en mi pecho.
Su aroma dejó en mí
y ya nada huelo más que ello,
como sal de la mar 

que hasta en mi piel su recuerdo.
Si no sabe nada me besa 

y yo, lo huelo. 
Conoce y promete oportunidades.
Que si yo no le quiero 

él tampoco me quiere.
Su pelo, delicioso fresco y suave
que más que pelo parece viento.



até mis sueños a una soga
los dejé colgados de una rama
y me fui. Cuando llegué a casa
el escalón estaba cubierto de hojas.



demasiado fácil 
pensar en abandonar 
debe existir 
un lugar 
donde esconderme
donde tu imagen 
no llegue 
a mi corazón
pero tampoco 
sé guardar 
un secreto.



está ardiendo la casa 
a partir de mis sentimientos
y un vestido rojo
levita alrededor del sofá.

Se han marchado todos 
mis recuerdos menos uno,
que me obliga a mirar 
cómo se rompe los cabellos.

Hoyitos.




he visto cómo me miras
desde mi mejilla izquierda.

También has bajado la 
misma mirada hacia la mesa.

Ya veo que lo de menos es un beso.



intenta no parecer demasiado triste

que hay por ahí tristes que te ven y sonríen.



la conocí al otro lado de la raya
donde se acaba el tiempo
y la voz de otros duele.

Donde nada pesa
y todo es vacío y blanco.

Allí donde los gnomos existen
y el infinito te come y se bebe 
tu tercio de cerveza. 



afinal 
vas a terminar
con mi forma
de quererte
y tendré
que empezar
de nuevo.







envíame
al cielo
con un beso
y te digo
si está
el camino
libre.




guardad memoria
donde lloren los niños.
Arrepentíos.



marchan alegres
las hojas amarillas
a su destino.



lúnica libertad que estoy dispuesto a perder es la de los dos.



son cristalitos 
rotos, niña, las aguas 
donde te mojas.





mueren de celos
cuando te miro, niña,
las estrellitas.



son los charquitos
mejor queridos, niña,
los de tu llanto.



la avispa inocente que se nos ha colado 
ignorando lo que tenemos, como si lo nuestro 
fuera mejor que lo suyo. 
Amarilla inteligencia y negra desesperación.

Y mi madre, la mano amiga, la que sabe 
a quién acudir y también quién la llama, 
que todos son hijos suyos 
y que extiende una servilleta, y la deja subir.




cierro los ojos
para regresar a aquel lugar.

Allí solo queda luz 
indiferente a esta historia.

Atadme si me veis
para que no me mueva.

Aquí ya no se sueña.