jueves, 14 de agosto de 2014
ella, que es la más voraz y luminosa
entre las llamas
y a la que más puede echársele de menos,
por lo que me ha traído y cuando me lo ha traído.
Ella, frente al disgusto, frente al acantilado
que es esta tarde mi boca
cuando no estamos, cuando caen las aguas más frescas
bajo un sol que sonroja
lo que otras mujeres no han sabido
y yo, dormitado, espero
poder devolver la esperanza
a la flor llorona.
..
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