martes, 16 de junio de 2015




yo no hubiera conocido tu casa, 
sus balcones floridos, 
la angosta calle tiernamente adoquinada 
donde los placeres de la espera se conjugan, 
y seguramente no hubiera pisado tus jardines. 
No hubiera sabido nunca
que ver se puede a través de unos párpados
cerrados mientras tú los besas.
Tu coche, esa carpeta azul mal escondida
que en papel pautado guarda
las más dulces canciones de música sacra.
Yo no hubiera aprendido a abrazar primero,
ni a aceptar cosas tan bonitas que decías de mis ojos.
Y desdeluego no hubiera nunca creído
en ser la tercera parte de un triángulo altivo
en que aprendí a quererte a sabiendas del engaño,
regresando cada noche a la acera más fría
y olvidada, henchido sin embargo de ilusión,
con las ropas siempre más nobles y limpias.

jueves, 11 de junio de 2015




señora, trueno, novia en la noche oscura
con los únicos ojos blancos: Ya nadie lee mi pensamiento
y hasta yo me pregunto qué estoy pensando.
Respecto a la parte trasera de mi mente 
o lo más hondo del corazón, ahí, a dos calles de mi calle,
y no a través de mí sino de vuestras trampas.
Escribo Te quiero como quien fuma, muy despacio,
y no tiene mucho que ver pero si ya nadie me hace daño
es porque tengo viejas heridas por curar.



aquella es la flor que luces en el pelo 
los días de fiesta, que atravesando cuerpos y paredes 
blancas aceptamos compartirla, que ya sólo en forma de recuerdo 
se parece mucho a la relajación 
y que, en un domingo cuyo cielo tormentoso para nada podemos comparar 
con la manera que tienes de dejar sola a la gente que te quiere
yo, miserable, obligatoriamente sabedor de que la vida
son ciclos, al otro lado de la Plaza Mayor, puedo olerla.