al otro lado del río
donde tú y los animales tenéis
vuestro hogar, una niña de seis años
me tiende la mano y me invita a
atravesar la memoria del agua que
he sido, lástima a lástima, sol a sol,
de toda una vida sin ella y sin ti.
Sólo tiene seis años pero me mira
como quien identifica los caminos,
y diciendo cosas que amansan
peligrosas bestias forestales, me
reconoce como parte fundamental
de vuestro destino.