sábado, 31 de octubre de 2015




miro mucho a mi derecha.
Me aterroriza tanta oscura soledad pero también querré morir
ante el deslumbramiento, si apareces, de tu figura.
Es importante para mí
escribirte inmediatamente después del llanto.

-¿Es ya mañana? Pregunta extraño mi corazón.
-No. No, le digo con mis párpados excesivamente creyentes.

El de hoy se parece mucho a un encuentro bajo de moral,
más si conoces la vida de lo material
y confías en que hay un lugar donde todas esas agujas que escribimos
respiran y hasta se aparean en busca de carne dócil y sana.
Ese lugar tus ojos incipientes lo recorren cuando yo no estoy mirando.
Me reconozco como niño, pero no como el niño bueno
del que, en un intento por ver si es cierto
eso de que dicen del amor propio, hago cuerpo presente en mis poemas.
Cuando me hablaste de aquella supuesta enfermedad
que te contaron, fui consciente de todos mis nos.

-¿Es ya mañana? Pero no responde nadie,
ni el amor ni la amistad verdadera. No es fácil ofrecer ayuda
al que, fingidor, muestra una lúcida sonrisa por no ver dolor,
por no ver que es él quien causa el dolor en el rostro de sus semejantes.
-¡No me toquéis! Dice un cuerpo, mi cuerpo absolutamente innecesario,
sólo amigo esta noche de la carencia. No creo en el compasivo afecto.



a las ocho de la tarde te espero
y soy insobornable ni por el azar ni por el tiempo
el tiempo que nos congela y el que nos habita
la espera cuya ilusión fácilmente merma
y la que cual labio satisfactoriamente inferior
besa mi mejilla izquierda.



indago en todas las partes de ti.
Las hallo, y te quiero una a una.



por la manera en que me mira 
intenta comprender el verano que nos abandona. 
Adónde va el paisaje de trigo blanco. Adónde 
la nube que se deshace en vano intento por ralentizar el ciclo
y adónde lo que se pierde por ocultar que un hombre 
que se parece mucho a la lluvia a ella ya la había mirado.



este injusto instante en que muere gente 
en el mundo o sobrevive engañada 
y yo, ajeno al pernicioso despertar de la luz, 
por cuan encanto me ofrece una lamparita 
de estilo occidental en la única tetería del pueblo, 
pienso que no hay sonido más hermoso
que el repique de las campanas de las cuatro
después de la oportunidad que me has dado
o que imagino.



a medida que apartas tus manos frías
del bochornoso espectáculo de la mentira,
el recuerdo, cual descuidada promesa
se hace más severo y crudo. Puramente 
queda la certeza, la demostración de infinidad 
de inquietudes, y no hay quien atestigüe
cuanto amor diste a unos ojos grandes
luego de haberles prometido un lugar
distinto al asiduo lugar de los semejantes.



cualquier encuentro del tipo sucedido esta
tarde en cualquier esquina salvo en la mía
cuando tus ojos sentencieros o esa paloma
que se dice a sí misma preferir observarnos
mientras su debate interno que no es otro que
conocer porqué no has escapado todavía de
mis asustados brazos adolescentes cuando es
gris lavanda el cielo y gris lavanda decir adiós.

lunes, 19 de octubre de 2015





diez y ocho de octubre. Última noche de verano. 
Contra todo sentimiento de culpa, una melodiosa lluvia 
derrama su más despreocupada poesía sobre los tejados. 
 
Me miras de soslayo -¿temes retomar tu camino?-
como la tarde en que nos conocimos y no merecíamos
ni la dignidad poética ni la tierna estampa de su fidelidad.









viernes, 16 de octubre de 2015




finalizada la tarea de hasta donde 
la mano del hombre alcanza en el otoño: 
la misericordia, que es esa voz, la voz 
de una lejana primavera redentora 
de la incongruencia del ciclo, siempre 
pendiente y al acecho si intuye que 
puede curar apenas dos de tus heridas:
Haberte yo dejado sola. Llorarme.

jueves, 15 de octubre de 2015





De mañana, en la cocina, picando pimientos en trocitos muy pequeños para preparar pisto, le refiero a mi madre –divina estampa- el hecho de que siempre es en la cocina cuando me da por pensar en mi querida M. 
Mi madre, que lo sabe, que prefiere escuchar, con los ojos me dice sin decir algo así como una pregunta, la definitiva, y arropa mi cuerpo su mirada con las ropas de una injusta sentencia, como si hubiera algo más.

miércoles, 14 de octubre de 2015




prosigue la terca tarea 
de pensar en ti como pienso en los charcos,
y no le pongo fácil -al lector- el ejercicio, 
la resolución del poema, su osamenta.

jueves, 8 de octubre de 2015




Ya ha salido a la calle Girasoles en estación de servicio, el nuevo poemario de Jesús Miguel Horcajada. Disponible en:

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