abre la puerta, la única puerta
que dejas cerrada
hasta que, sin compromiso,
vuelves dando la espalda
a tus quehaceres de cada tarde,
en forma de flor, de nube caliente.
Coloca aquí tu mano, que este
es mi pecho. Mujer no madre
de la culpa de estar triste,
de estar triste y no advertirlo,
y deja que cure tus heridas.