viernes, 22 de julio de 2016




superamos juntos
el injusto tiempo de las cerezas 
fuimos arbusto que esperaba 
el momento de los murciélagos 
y es lo mejor que supimos 
fuimos fuego
hierro candente
amapolas distraídas
río furioso
y fuente tranquila
en ciento y pico días
y no hemos cesado un solo instante
de creer en el amor
que
como la muerte
es lo que nos une en esta vida
que nos perdonen la retórica
que me perdonen la rima.






una mañana que despertó 
con la inquietud de un niño que sabe 
que hoy no sale a jugar 
porque alguien ha prendido 
fuego al cielo
y a diferencia de los días iguales 
es otra la falta de lluvia 
y de esta penderá 
a partir de ahora de un hilo

y admiré los modos de hundirse
como si estuviera sola

aprendí a lamentar sólo lo irreparable

porque ya hubieran querido 
pasar por esto aquellos temidos galeones.