superamos juntos
el injusto tiempo de las cerezas
fuimos arbusto que esperaba
el momento de los murciélagos
y es lo mejor que supimos
fuimos fuego
hierro candente
amapolas distraídas
río furioso
y fuente tranquila
en ciento y pico días
y no hemos cesado un solo instante
de creer en el amor
que
como la muerte
es lo que nos une en esta vida
que nos perdonen la retórica
que me perdonen la rima.