viernes, 7 de noviembre de 2014

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como es urgente decir el límite del dolor
escribo vuestros nombres en la tierra con mis dedos
y todo lo que obtengo son heridas y sangres.
Como soy parte de la luz
y he de mostrar cuán terrible lástima encierra
una voluntad forzada, un vano reflejo,
haciendo alarde de que logré
curar apenas algunas heridas, para verte me voy.
Entonces, limpio, como el propicio
al sentimiento de frío
todavía puedo sentarme al borde de mi cama
con gente que no conozco
y esperar un largo rato
a ver qué es eso del sueño preferido.
Suplica a suplica, con los ojos más cerrados
que abatidos, muy despacio,
me reconozco dotado del buen hábito del tiempo.