jueves, 11 de junio de 2015




señora, trueno, novia en la noche oscura
con los únicos ojos blancos: Ya nadie lee mi pensamiento
y hasta yo me pregunto qué estoy pensando.
Respecto a la parte trasera de mi mente 
o lo más hondo del corazón, ahí, a dos calles de mi calle,
y no a través de mí sino de vuestras trampas.
Escribo Te quiero como quien fuma, muy despacio,
y no tiene mucho que ver pero si ya nadie me hace daño
es porque tengo viejas heridas por curar.



aquella es la flor que luces en el pelo 
los días de fiesta, que atravesando cuerpos y paredes 
blancas aceptamos compartirla, que ya sólo en forma de recuerdo 
se parece mucho a la relajación 
y que, en un domingo cuyo cielo tormentoso para nada podemos comparar 
con la manera que tienes de dejar sola a la gente que te quiere
yo, miserable, obligatoriamente sabedor de que la vida
son ciclos, al otro lado de la Plaza Mayor, puedo olerla.