domingo, 13 de julio de 2014




como si tuvieran algo 
que decir, paso largo rato 
observando algunas miserias 
al final de cada tarde, 
mientras esta avanza

a pasos colosales
hacia quién sabe 
qué últimas luces ignotas. 
Sin poder perdonarme lo perdonable, 
apenas tengo unos versos 
que tampoco hoy me van a salvar 
de lo precario.



pero si tú estuvieras en mis ojos 
sabrías del miedo a perder, 
de los temores incontenibles 
sufridos y por sufrir por el que se proclama
dueño supremo del amor.
Del que subestima al tiempo cuando se aburre
a expensas de un mensaje sobrevalorado,
entre pecho y espalda como dice este poema.

Si tú hubieras estado adentro de mis ojos
ya has visto que se han acostumbrado
y vaticinan un enorme campo
de felicidad y salvación
en todos los enamorados que, anoche,
haciendo testigo de la culpa
a la luna más blanca, se miraban y se besaban
en cada escenario de nuestro pueblo.
Te hubieras encontrado a través de mis ojos
en una incesante búsqueda
porque una parte de ti estuviera,
y ese ratito dentro de mi sentido de la vista
no sería tiempo, sino un hombre
ensimismado en lo ajeno
porque le basta lo ajeno
para sobrevivir en tu ausencia.

A lo largo de una interminable escala de valores
creen mis ojos que todos los ojos
son como los nuestros, y aunque no te vea,
cariño mío, porque te quiero, mira
cómo disimulo la impaciencia y la prisa
por ver juntos el resto.