sábado, 23 de enero de 2016




soñamos con la hermana 
a la que llamaremos Andrea 
-vieja conocida a la que nadie ha visto-
y será el error más viejo de todos
cuantos hayamos cometido a la hora
del balance final. Veinte y siete años
de ternura para esto, para callar,
para ahondar en la -¿falsa?- idea
de que alguien está aprendiendo
a dejarnos completamente solos.