viernes, 20 de abril de 2018
Son las primeras horas de la mañana,
decenas de gorriones, alegres y jocosos
se detienen en uno y otro cableado,
cada uno porta el desayuno que ha elegido.
Si se mira bien puede apreciarse
cómo la miga de pan se despeña, ahora
el alimento está en territorio de todos.
A ojos más fáciles son migajas de lo que
será el día de hoy. En el aire azul ocupan
el lugar de las máquinas de guerra.
Podríamos ser como ellos.
Con sus cantos agudos me lo cuentan,
y yo escribo el poema.
miércoles, 18 de abril de 2018
«Cada cual encontrará en la nube
que adopte la forma del dolor que lleva.»
Te empeñabas en hacerme ver las cosas
que en otra situación, tal vez por la soledad,
quizá por el agotamiento yo hubiera creído.
Tenías esa facilidad para el diálogo.
«Grandiosos animales acuáticos
cruzarán el cielo de costa a costa.»
Y yo miraba al suelo, como el que busca
las palabras de perdón de mamá o exhausto
niño que busca la cremallera del pantalón
y la encuentra y hace pipí en cualquier lugar,
todo el rato al suelo. En mí conociste
diversas maneras de agachar la cabeza.
«Cada cual encontrará en esa nube
la forma del dolor que lleva. Antes de jugar
con la imaginación recuerda que ni la infancia
fue tan dura ni yo te abandonaré tan joven.»
Apenas habían pasado unos minutos
desde que dejáramos atrás aquella habitación
tan blanca y fría; alcé la vista y dije:
«Apuesto todo al resurgimiento, al nuevo día
de mañana. Pero si no vuelvo, recuerda este poema,
en él dejo instrucciones acerca de cómo aprender
que cada uno tiene talento para la muerte
en que prospera.»
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