a través
de una voz sencilla
sin alejarme demasiado
del camino,
de una voz sencilla
sin alejarme demasiado
del camino,
con la insistencia
de quien espera protegido
bajo el yerro sustento
de haber conocido
algunas mujeres piadosas,
ocasamente y despacio,
así mi rostro se desvanecía,
a expensas de señales
de humo que indiquen
un cambio de rumbo
de humo que indiquen
un cambio de rumbo
a este corazón
propicio al desencanto.