lunes, 17 de noviembre de 2014
nadie parece haberse percatado
de que hoy es uno de esos días
propicios a romper alguna promesa.
Benditos inocentes infames
si no ven que volveré a rondar tu casa
y lloraré. Que lloraré bajo nuestro
lucero, aquel que vi encenderse
y tú me creíste
porque estábamos abrazados,
aquel que en algún lugar -a vosotros
impasibles- os estará velando.
Lloraré como todo lo que a sentencioso
golpe de luna esta noche ha de formar parte
del ciclo irreverente que han inventado.
Como la sagrada
imperfección de todas las cosas
o el intenso latir de lo innecesario
volveré a tu jardín, donde el viejo árbol
escuálido de la memoria, donde las voces
de otro espacio, donde a todos, y
nunca a mí, se les acaba el tiempo.
..
Suscribirse a:
Entradas (Atom)