miércoles, 18 de diciembre de 2013




escribir un poema parecido al anterior se parece mucho a intentar coger el sueño pensando en la oportunidad que no me has dado y dormirme poniéndole infinitas fechas y horarios.




nadie hace nada tan rápido como la marcha al caminar de mis ojos cuando una mujer los mira y nada puede igualársele salvo una huida razonable del color rojo muy lejos de mi alcance. Para siempre precavido y para siempre pendiente de no volver a mirar directamente a la cara a quien no me pertenece. Para siempre eterna en mi pecho como los pequeños detalles en lugares importantes.



no llueve porque no quiero
y no voy a disfrutar del sol.
La puta felicidad de un cumpleaños
no es de mi incumbencia
y no es de mi incumbencia
la sombra que no ve
porque tu sonrisa ya no está.

¿Y dónde está el descarado
que patentó mi nacimiento?

Si tal vez mañana
los hombres enamorados
me convencieran yo cerraría 
todos mis ojos y me escondería.



I

Conozco tu nombre
cual leve rayo de luz esta noche
pero he visto sirenas morir por los ojos
y sólo una mujer hermosa puede
hacerme olvidarte.





estás mirando mis árboles
como si quisieras cambiar de sitio la naturaleza
o asignarle otro dueño. Muéstrame 
que tus cabellos no van a ahogarme,
que hasta tu pensamiento llega mi cuello.
Que no se ablandarán mis cicatrices
porque ya estoy libre de pecado y de recuerdo.
Mírame sincera, y si eso te conviene, 
sincera dime tus cuatro verdades, 
pero con más dolor, yo, ya no puedo.



Una noche me dio

por llorar 

primero sólo una.


Cabellos de todos los colores 

me arropaban

mientras me cantaban: 

No soy ningún sueño 

soy lo que te queda 

por olvidar.


Después siempre salía el sol.


Cada mañana

veía luces recién hechas

pero yo sabía

que no eran de verdad.



en el centro de mi vientre,
dos días callada
la mariposa a media luz
que va a marcharse pronto
y que si sale, 
estará afuera para siempre.