lunes, 30 de junio de 2014




aunque la razón a veces
se obstina en contra
de mis posibilidades,
siempre a la hora contraria,
mi corazón, que
siempre te buscó incansable,
que haciendo suyos
aires que no le favorecen
en ajenos caminos
de polvo y tierra
no cedió,
que lloró otras penas
y otras alegrías,
que sucumbió los corazones
de todos los hombres enamorados
en un incesante intento
por ser la otra parte,
ahora, ve madurar
el dulcísimo fruto
de la espera, y
esta tarde,
mientras piensa
en tus quehaceres
diarios,
en tu boca distinta
y planeada
para cada cita,
en tus ojos
de miel caliente
y en tu nariz de niña
buena conocedora
del tiempo,
mira al cielo,
y haciendo así con la mano
puede alcanzar
tu nombre
que es aire
y es ventaja.