martes, 15 de julio de 2014



me he desprendido
del intempestivo y frío atuendo
de escribir mis tormentos.
Estoy creyendo en el amor,
y estoy creyendo en ti, mujer,
por lo que me has traído.
Quiero tener preparadas
las ropas siempre más nobles
y más limpias, y que entiendas
que si dejo un poema inconcluso,
es porque todo lo que tengo
que decirte no escribe ni se habla.
Tal vez se escribe amor, y se ama.
Y quiero que cuando mires al cielo
de noche, si no estamos juntos,
y sientes un escalofrío, sepas
que yo, más cerca o más lejos,
estoy sintiendo lo mismo.