miércoles, 26 de octubre de 2016




11

Es el banquete de mi despedida,
sólo los perdedores permanecen impunes
en la trinchera, exentos de esta guerra psicológica. 
Todos adoráis la mancha oscura y abstracta
cual hogar tela de araña. Habéis sabido aprovechar
cualquier mínimo recoveco en el dolor, y lo celebráis
en cruel ceremonia sin flores vivas ni poesía, estrenáis
traje de gala, como los cuchillos. Ha venido mi abuelo
que aún ama a mi abuela que sonríe porque he sabido
resucitar a los muertos. No quiero morirme.
Ha llovido toda la noche y tengo claro
por quién me desvivo.