miércoles, 8 de octubre de 2014

A MI CONCIENCIA



he roto todas tus promesas, cosificado 
tus sentimientos. Porque de amor también se muere 
pero más se muere de indiferencia 
he regresado
a las extensas llanuras de lo imperfecto,
donde tus muertos no son mis muertos
y esta sangre no es como tu sangre
y menos ahora que gozosamente se derrama
en una lucha matinal por mantener erguido
el orgullo de persistir en mi soledad.
Confuso, que no equivocado.
En forma de recuerdo aprendiendo de tus fallos
y haciéndomelos pagar. Por primera vez
he sido amante y no pareja adolescente.
Bendita la piedra más sola.
Bendita la marcha al caminar de los ojos
de todos los hombres enamorados
hacia la piedra más sola. Alguien te mira,
siempre desde afuera, y simulan sus labios
el intento de pronunciar esa frase
que en cuatro meses nadie te dice:
No intentes cambiarme, pero sé feliz.



..


I

Inmediatamente después de escuchar tu voz
con desmesura comienzo a creer en dios
al otro lado del teléfono, 
y como sangre de inocencia al lugar de los ilesos
huyendo por inercia del viejo jardín
de las eternas carencias afectivas
regresa mi conciencia al sueño preferido.



Que corra el agua por donde quiera
si ya no voy a escribir mis tormentos,
si hay una llamada que no voy a realizar
desde el acantilado
o desde el borde exacto del arrepentimiento;
si ante la divinidad que encierra un cuerpo
cuando esta alma no es la mía
puedo perdonarme lo perdonable.


II

Caridad, mi capacidad de asombro,
mi capacidad para detener el curso del agua
cuando fluye a disgusto, de dar aroma y canto
a esa flor que te pones en el pelo las noches de fiesta;
mi irrefrenable manera de esperar
que las cosas cambien, porque cambian.

Que corra el agua por donde quiera
en forma de dios, de flor, de nube caliente
al otro lado del teléfono.

III

Desde aquí puedo verte, puedo sentir
el titilar nervioso de tus ojos ante lo arduo,
ante lo incomprensible de la vida.
Hago así con la mano y puedo tocar tu voz:
Callar quisieras tal vez las heridas
cuyos latidos no supiste hacer memoria.
Desde aquí intuyo cada palabra,
cada inocente arma de defensa.
Intento comprender cada duda
y es entonces cuando te detengo
acercándome a tus labios con mis dedos.

..

Tengo ganas de decir
que, si ya no me quieres,
sólo tú me querías.

No me digas tú que es tarde
para hacer de la tragedia
una nueva ilusión.



cuando salimos de nosotros mismos 
para ver si somos capaces 
de encontrar a una mujer parecida 
en cabellos y cristalitos blancos
lo que claramente estamos solicitando
es ayuda no compasiva, limpia,
que salga del corazón y no de la pena.
A ratos perezosa se le concede
porque si llega se queda.
Correspondencia. Transmutación
tras abandonar el cotidiano
estado del costumbrismo,
de su voz lejana todavía.



.

NO VOLVER A RONDAR TU CASA




I

Interviene cualquier pensamiento 
que es más fuerte
que el yerro descuido
de estar en mis quehaceres
e instintivamente
pensar
en ti, y repentinamente
me aleja, inmediatamente
se disipa la idea
de qué quería decirte
ahora que estábamos a solas.


II

Una vieja promesa
que como fuente alborotada
en el incierto jardín
de la espera se demora.

III

Casualmente, ciertas noches
persuadido
por el ocasional sentimiento
de no culpa, enfrente,
balcón florido y cristal
callado, amante silenciosa
en cada soledad,
puedo verla.


.




interpreta la densa niebla en este sueño 
como una memoria obstruida 
por pensamientos de montaña 
a cuyas resbaladizas laderas, por el recelo, 
me abstengo de acercarme demasiado. 
Antes de olvidarlo todo, estas alas penitentes
y esta tímida manera de volar, mientras
me burlo, alejándome, de cuantos
desde el suelo atónitos me observan,
interprétalas como un miedo incontenible
a mi capacidad de soñar
con alguna otra virtud inventada.
Si sólo es un sueño, albamente presionando fuerte
sobre esta devastada conciencia
así como ventana y viento,
como fulgor y apague,
como tú misma y mi sangre,
aterrizar con vida que no lo interprete nadie.



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