lunes, 18 de noviembre de 2013





Saltos sobre el
charco.

Grita un niño
yo también quiero.

No puedes entender
la rabia le digo.



Morir es irse
o decir que te has ido

¡No me molesten!

Y que siga pareciendo
que no estás.



No sé si para acabar
apagaré la luz y me iré

A veces hago como el ciego
a encendidas

y no me llames que no veo

Me siento y lloro.



A Lidia


En todos los tejados hay un baile
esperando que alguien

lo agarre bien fuerte por la cintura.

De entre todos los ojos 
en la noche los suyos miran primero.



cierro los ojos, posando suavemente mi mano
sobre mi mejilla izquierda, respiro, y la veo ahí,
delante mía, quieta y asombrosamente dulce.

Con su vestido de infierno de fiestas y en el pecho
millones de lunares que intuyo, con sus cabellos
negros como la alegría de irme para pensar en ella.

Hermosa, irrepetible como la oportunidad perdida
para decirle que la quiero, como 
el tiempo si se detiene que entonces sí es tiempo. 

Terriblemente bella, y callada, pero intuyo cada 
palabra y entonces la detengo acercándome sus 
labios con mis dedos. Cierro los ojos, y mi mano, 

cuidadosamente pero sin miedo, acaricia su mejilla 
una última vez, antes de convertirnos en recuerdo.



desilusión tras desilusión se ha ido forjando
una vida desagradable para cualquiera.

Le acostumbraron a aprender por sí sólo,
y aprendió a querer lo que no le pertenecía.

Le dieron a beber de la fuente del amor
cuando, ni tenía sed, ni amar sabía.

Candelita le llamaba Jesús, y él, sin ganas,
pero con poco que perder, obedecía.

¡Más amor! Y aceptó nueces por habas
sabiendo que todo era mentira.

¡Más amor! Y hasta los gatos se cruzaban
de acera, y mientras murmuraban, se reían.

Desilusión tras desilusión se ha forjado una vida,
desagradable para cualquier hombre en la tierra.



antes de que caiga
la próxima noche sin luna
y venga a jugar la escarcha
a desarmar los cuerpos tristes
y todos los gatos sean similares
en color y desamparo.
Antes de darme yo
mi oportunidad de salir
y limpiar mi corazón
de falsos encantos,
vendrá una segunda mujer,
y sin saberlo, como si no quisiera,
me llenará de emociones hermosas

para después quitármelas.



me he movido lo suficiente 
para cansarme y pernoctar un ratito
en cada corazón sensato que a mi juicio, 
merece cerca a personas como yo.


Enamorado o no, os canto a vuestro 
sueño al oído y a vuestra sangre desde 
adentro. Imaginad vuestro despertar.


Hacedme hueco en la memoria
de vuestra tranquilidad más absoluta.
Atadme bien fuerte de pies y manos,
y ahora marchaos.



le han brotado ramitas a
alguna parte de mi cuerpo
de todas las partes hasta ti.

Solo mi luz propia me ayuda
pronunciando otro nombre.

Te llaman, pero no soy yo.

Y caigo, tras un secreto que
nunca debió ser desvelado.

Te llaman, pero no soy yo.

Mírame, como soy parte de 
la luz, pare verte me voy.



sentado en una silla
de mimbre
blando
canto:

Aquí adentro hace frío
Ahí afuera no
lo sé.

Sé que solo los pechos ocupados
son conquistados
por otras
mujeres.

Le pregunto
al tiempo
y antes de desistir
ya se ha
marchado.

Cerrando los
ojitos
fingiendo miedo
golpeo el lado izquierdo
para
que no se
note.

Y muy lejos
se oye al
viento:

Aquí adentro hace frío
Ahí afuera no
lo sé.



podría descifrar
las palabras mágicas
en toda la escala
de tonos grises.
Podría evocar
a la tristeza
más absoluta
y atarla a mis rodillas
para siempre.
Podría lograr 
suyos mis ojos 
en las horas tempranas
y en silencio,
dejarme vaciar. 

Domingo.




las personas que quieren decirlo todo
y no lo dicen 
un domingo 
en esta tarde ya caída
cuando mi única salida
es en busca de tabaco y chocolate
y miro atrás,
y ni esos corazoncitos abufandados
ni estas farolas alineadas a libre voluntad,
(hoy sin alma),
se dan la vuelta para mirarme. 



me libero
involuntariamente
a través de una horrible
fisura en los labios
de un aire 
que necesito
en este pecho
conquistado por la manía
de echarla de menos
y que escapa 
sin un adiós
a este miserable
capaz de convertir
la historia más hermosa
en algo desagradable
para cualquiera. 

8 minutos después.




desfilan a lo largo
de mis piernas reilusionadas
las gotitas de agua
que no he secado
por miedo a represalias. 



resulta, que esos complicados caminos 
que solía cruzar para buscarte,
no eran tan largos ni tan distintos 
de mí mismo en cualquier parte,


donde siempre ha sido tal mi corazón,
que cuando no estabas y necesitaba tocarte,
con cerrar los ojos, y esperar sereno, 
hubiera bastado para encontrarte. 



siento en el cuerpo
aquello que sienten
los que no sienten nada 
pero en el alma 
guardo el dolor
de todas las mujeres.
Parecido al desencanto
que siente 
quien ha conocido 
a quien no le pertenecía.
Y parece 
que no supiera ya 
ser otra cosa 
más que desilusión y pena.



menudo 
elijo el sufrimiento 
sólo como sustituto
del aburrimiento
y lo hago tan mío,
que a sabiendas él
de que no sabré
aprovecharlo, no
quiere marcharse.
Luego hay días
en los que una pena
terriblemente oscura
se me clava
y hace que me sienta
el hombre
más afortunado. 



es como si tuviera
que dolerme algo
y yo no le hiciera sitio
o no recordara
por dónde empezar.

Como si se hubiera agotado
la fuente del dolor.

No recuerdo qué hacer
cuando no duele nada
ni tampoco
mi antigua apariencia. 



sentado en el cojín de los semejantes
donde todos han guardado alguna vez
el mismo silencio
y han roto las horas tan inútilmente.
Donde todos sabrían esperar a la misma mujer
con los ojos muy parecidos
y las pestañas muy similares.
Donde si se les cayo la fe,
siempre había un hombre a su derecha
para recogerla,
donde a veces cabe contar y aliviar penas.

Aquí estoy sentado, al lado vuestro,
yo que conozco a una mujer diferente
y la condena que os cuento
es esperar entre los semejantes.



regreso de un terrible
estado de abandono
donde me han
convencido de que
no es el peor lugar
para quedarse.
Ahora, en la realidad,
voy a hacer un último
intento de verte;
Ahí estás, tan activa
y dispuesta,
pero no hay forma
de truncar mis miedos,
que van absorbiendo
la extensión de mis
brazos con una
fuerza monstruosa
y me golpean si me
acerco lo suficiente.



podría reprimir
esta ansiedad
que me desboca
enfrentándola
cara a cara
con la paciencia
y dejar 
que sólo una mujer 
me lastime,
o puedo prometerle
en falso
que haré lo posible
para robarle al tiempo
un poco de aire.

Semejanzas.




cielo
y verte
son la misma cosa.

Nuevo testamento.




bajad de los altares
al que tiene una lágrima y no la muestra
porque ni sabréis que la tiene
ni os la dejará curar.

Amad la lágrima de vuestros semejantes
por encima de cualquier ideología
y bebed su esencia.

Cantadle cancioncitas de luz
y nanas cuando caiga la noche.

Haced vuestra su pena
y caed vosotros antes que ella.

Pero sobre todo desconfiad
y andaos precavidos
con el dueño de una lágrima escondida. 

Medidas.




un beso que no viene de adentro
se equivoca pero tres elefantes
pesan lo justo para asaltar Zarzuela.


Tres elefantes que no vienen de adentro
se equivocan pero un beso pesa 
lo justo para asaltar una bombonería.



cuando no quede en tus ojos
una luz que me levante al cielo
y ya no vengan a mis labios los suspiros.
Cuando sólo sea el desamparo mi luz temprana
y no brille en las mejillas izquierdas el recuerdo.
Cuando se marchen estos pajaritos cantores
y no quede esperanza
de que todo lo que entregué se me devuelva.
Entonces, Candelita mía, yo me marcharé conforme,
y buscaré y no encontraré consuelo
en el hombro de ningún hombre,
porque sólo eras tú quien me quería.