martes, 29 de septiembre de 2015




allá del último sueño,
el que no podrán arrebatarnos,
te traigo este velo blanco
-Acércate. Extiende tus manos-
para que entiendas:
Que te perdono el despertar,
que no hayas sabido
dejarme completamente solo.








tu estómago decrece
a ojo enrabietado le has devuelto
su capacidad de devorarte
Ya no son mariposas Ya no es Amor
No digas pestañas largas  /  mejilla dolorosa
que no has curado.



por placer o miedo
ducharse con la luz apagada
no ver nada golpearse en la parte
más indefendible del tobillo izquierdo
y que no sea esa la sinrazón sino la certeza
saber que el mundo al que llamaremos
rabia sofocada con que pienso en María
dispone planes que nunca
estarán a mi alcance.







ha caído la noche como
inesperado tiro de gracia
No sé qué ha sido de ti
y hay camisas de fuerza
por si acaso.








y cuando cae la tarde y hago balance, 
me topo con que he dedicado 
tanto tiempo a defender tu inocencia, 
que he olvidado proteger la mía.








cual paloma que interpreta lo que quiere 
y cuelga una o dos sonrisas en su cableado 
preferido para cuando, de acá abajo y libre 
de culpa esté dispuesto a mirarte y quererte 
por lo que hemos sido y no.








insomne. Conozco la lámpara. 
Está ardiendo la casa a partir de mis sentimientos
y todas mis criaturas mentales levitan alrededor del sofá.
Ya no te quiero primero me dicen: No nos haces falta.
Si os vais a ir de nuevo no me dejéis con vida 
les digo. Las pupilas de quien conoce el tiempo
sólo saben de tiempo. Apaga la luz, olvida. Oigo.
Pero no logro increíble venda de seda para mis ojos.








llueve. Salgo a pasear. 
Ojalá pudiera dejar en casa 
el corazón.



últimas luces de la tarde.
Amo esta añoranza de un corazón compartido. 
Donde se es carne de desprestigio 
parece que hasta fuera ilusorio tanto ejercicio de derrumbe. 
Adiós. Soy pura vida. Pero cómo. 
Qué atesora todavía el brillo del filo de mi pena.








respecto
a mis derrumbadas paredes emocionales
y lo que probablemente allí suceda:
que debe haber algo más  –lo sé-  cuando 
se huye así, desprevenida hacia el sueño preferido.








amarga estación este otoño prematuro. 
Este abandono que me impongo huyendo de tu herida.
En la estática posición de la piedra y su fragilidad emocional.
Esa congoja crónica. Esa permanente sensación de ahogo.
Criatura terrestre en viaje premonitorio a lomos del viento.
Su desobediencia frente al pasar de la vida. Elegido tormento.



besas mi espalda recién amanecida. 

         Despierto sobresaltado
aclamando felicidad para un mundo

que en algún momento se dio la vuelta.



sobre mis quehaceres diarios 
en las horas más tempranas,
como melodía o corazón sobre 
tejado ajeno una pareja de 
palomas cordiales me observan 
desde el otro lado de la calle.
Como quien tiene algo que decir
y luego todo se lo calla.








I
Todo esto lo he vivido antes pero no recuerdo haberlo asumido nunca
Cuando duermo todo son buenas intenciones.

II
Duermo para agilizar la espera
para no estar tan lejos
Duermo y sé que duermo porque pienso en ti  /  puramente  /  sin recelo

te adivino.







abro la puertecita de las especias 
y recibo ese olor, ese don cotidiano 
de un futuro a tu lado.