miércoles, 18 de mayo de 2016




oso ondo maitia, dices,
y sé que se te llena la boca de espesura de luz
y mis ojos que pueden escucharte asemejan
la fragancia del mundo cuando está tranquilo.
Ya silencia el día. Sólo yo cierro los ojos
y doy tranquilidad a los hombres enamorados:
Gabon maitia, y puedo saltar
a trompicones rápidos el tiempo del sueño
para que otra vez vuelva la noche
que es ese pobre instante adoptado por mi ternura
según dice Alejandra Pizarnik
quien doy por hecho que ni siquiera te conoce.