reniega
de aquello que no le gusta
por tan alto y luminoso
y prueba suerte aquí conmigo,
especialmente cansado
y en mi bajo interior.
-A ver si te va a caer la noche
y andes perdida.
Sabedora de mi lloriquería,
y debilitadas sus alas
ya casi entregadas
al abandono definitivo,
cuando más cerca está,
no toca el suelo y se va.