a menudo
elijo el sufrimiento
sólo como sustituto
del aburrimiento
y lo hago tan mío,
que a sabiendas él
de que no sabré
aprovecharlo, no
quiere marcharse.
Luego hay días
en los que una pena
terriblemente oscura
se me clava
y hace que me sienta
el hombre
más afortunado.
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