bajad de los altares
al que tiene una lágrima y no la muestra
porque ni sabréis que la tiene
ni os la dejará curar.
Amad la lágrima de vuestros semejantes
por encima de cualquier ideología
y bebed su esencia.
Cantadle cancioncitas de luz
y nanas cuando caiga la noche.
Haced vuestra su pena
y caed vosotros antes que ella.
Pero sobre todo desconfiad
y andaos precavidos
con el dueño de una lágrima escondida.
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