antes del desamparo
todo lo que querrás decir es miedo,
y en una lengua incomprensible:
un rostro, un mapa, una herida.
Sin más tarea que despotricar
contra un hombre que no es culpable
de su desconocimiento de tu dolor:
la recién llegada de la niebla,
la que recibió del cielo la bondad
y poniéndola en práctica se esconde
para no entrar en disputa.
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