martes, 1 de septiembre de 2015




poema de la sobremesa y del cariño
que te prometo cuando todo lo que humildemente
puedo prometerte es permanecer callado y a tu izquierda.
No puedo domesticar tu sueño, eso lo sabes.
No soy romántico, me digo, y quiero ser poeta.
Te miro, en forma de recuerdo, y por el rabillo
de tu ojo me miras. Asientes con la cabeza al ritmo
de la música pero no te decides a salir a bailar.
Poema de todas las cosas que humanamente han
de resistir a lo que nunca escapa, nuestra voluntad,
a nuestro complicado hacer luz de una joven ignominia
que siempre fija sus ojos en el mismo lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario