a las ocho de la tarde te espero
y soy insobornable ni por el azar ni por el tiempo
y soy insobornable ni por el azar ni por el tiempo
el tiempo que nos congela y el que nos habita
la espera cuya ilusión fácilmente merma
y la que cual labio satisfactoriamente inferior
besa mi mejilla izquierda.
besa mi mejilla izquierda.
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