a medida que apartas tus manos frías
del bochornoso espectáculo de la mentira,
el recuerdo, cual descuidada promesa
se hace más severo y crudo. Puramente
queda la certeza, la demostración de infinidad
de inquietudes, y no hay quien atestigüe
cuanto amor diste a unos ojos grandes
luego de haberles prometido un lugar
distinto al asiduo lugar de los semejantes.
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