haciendo
alarde
del insoportable recuerdo en mis pupilas
de haberles visto, luego del miedo que les impusieron
jugar a la libertad, y en cuyo significado no hallaron
lo que esta requería, he reunido fuerza necesaria
para concretar fecha. Al
final resulta que me iré a falta
de quien me entienda. Romperé la vena o seré yo mismo
el espejo que rompe la carne. Si al menos
sólo ella todavía puede entender que el niño bueno
jamás toleraría una infidelidad, me iré conforme.
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