viernes, 22 de julio de 2016




una mañana que despertó 
con la inquietud de un niño que sabe 
que hoy no sale a jugar 
porque alguien ha prendido 
fuego al cielo
y a diferencia de los días iguales 
es otra la falta de lluvia 
y de esta penderá 
a partir de ahora de un hilo

y admiré los modos de hundirse
como si estuviera sola

aprendí a lamentar sólo lo irreparable

porque ya hubieran querido 
pasar por esto aquellos temidos galeones.




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