toso escombros. Una red,
un tejido de sentimiento lúgubre
me mantiene maniatado a la
misma cama, hacia adentro de mí,
enfermo de mí mismo, donde
antaño me deleité con lo que nunca
hubo de incumbirme, en este
otoño prematuro que en la noche
larga palpa mis ojos con descuido
y nunca calla
la felicidad de los otros.
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