martes, 21 de noviembre de 2017




el segundo día de las pesadillas
se me habría encomendado la tarea
de atravesar un gran lago de aguas negras,
sería primordial lograrlo antes de que
el odio derramado sobre quienes 
irreparablemente alguna vez me hicieron daño
y marcaron mi infancia
se apropiara de la única porción de tierra
donde proteger todavía a mis seres queridos
y una sola luz / ballenas tras máscaras
de inocencia cuyo llantos no alumbraba,
una puerta cerrada y dejas a tu amigo ahí,
ahondando en la idea del solo. Una voz
que no será como las otras voces,
la mano que puede empujarte al barranco
en un momento dado o la poesía, si no
despiertas, haciendo lo que puede para
salvarnos de la infiel estructura de la fiebre.




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