estás mirando mis árboles
como si quisieras cambiar de sitio la naturaleza
o asignarle otro dueño. Muéstrame
que tus cabellos no van a ahogarme,
que hasta tu pensamiento llega mi cuello.
Que no se ablandarán mis cicatrices
porque ya estoy libre de pecado y de recuerdo.
Mírame sincera, y si eso te conviene,
sincera dime tus cuatro verdades,
pero con más dolor, yo, ya no puedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario