domingo, 6 de julio de 2014




absorto 
en el recuerdo más atroz, 
imperdonable, paso largo rato 
observándote, creyendo en ti 
como en una hermana 
a la que has visto llorar 
cuando eras el niño más tonto, 
y entiéndase que esto es real
y que no puedo perdonármelo.
Luego me siento 
en cualquier otra noche
y tú tienes los únicos ojos blancos.
Capaz de devolver el orden
cuando más bravos se muestran
mis enemigos mentales, te
miro, y me siento parte
de todos los que salen ilesos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario