tu forma de desnudar mi cuerpo
es la forma que adopta
una lámpara
en posición de defensa.
Parece que previamente
hubieras ensayado
hasta el sofoco,
como quien anda buscado
un sitio para mí
lejos de la culpa. Dices te quiero
cuando estamos desnudos
y la tarde abandona
el poco tiempo que le queda
para transmutar
en conciencia limpia.
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