allí donde se acaba el tiempo
y la voz de otros
duele, donde nada pesa
y todo es vacío y blanco,
al otro lado de la ralla.
Aquí se realizó como nunca
la búsqueda de mi verdad
con mis imposibilismos
y mis desistires.
En la misma casa
donde mis antepasados
cantaron el prodigio
y la esperanza de que mañana
todo esté en su sitio.
Donde quise adelantarme
al tiempo, al tiempo del amor,
siempre con miedo
de haber cambiado lo suficiente
para no reconocernos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario