sábado, 1 de noviembre de 2014



sueño que soy parte de la entrega y que vivo muy cerca
del corazón. Me comprenderéis
     cuando logre hacer memoria
de todas vuestras heridas,
     cuando otra vez en mis ojos 
brille una luz que os levante al cielo;
     cuando a bien de nuestros infortunios
de nuevo os inspiren mis labios los suspiros, dice.

Pero despierta, y tiene miedo,
se dice a sí mismo que tiene miedo
e inmediatamente después
la inquietud tan viva con que se muestra
el pajarillo muerto, abatido, de la memoria.

Por afanarse en profundizar en la herida,
en vuestras heridas, todo va en decadencia.
Es la propia oscuridad
quien enciende todas las luces y puede
apreciarse en el aire
     un enigmático olor a vacío.


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