miércoles, 11 de noviembre de 2015




insisto: Somos caballeros 
y esta es nuestra casa, ahora deshabitada. 
¿Imaginas? Aquí ha muerto mucha gente, 
en esta piedra en que nos besamos.

Ella sonreía -hija de la severidad, 
sustento y furia de todos los vientos- 
Cuando su sonrisa se encontraba ausente 
él indagaba en sus tristezas por no dejarla sola.

¿Y qué los descendientes que nunca nacerán? 
Habrán de conformarse, 
allí donde la voluntad se olvida, 
con las extensas llanuras de lo imperfecto.

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