miércoles, 18 de abril de 2018
«Cada cual encontrará en la nube
que adopte la forma del dolor que lleva.»
Te empeñabas en hacerme ver las cosas
que en otra situación, tal vez por la soledad,
quizá por el agotamiento yo hubiera creído.
Tenías esa facilidad para el diálogo.
«Grandiosos animales acuáticos
cruzarán el cielo de costa a costa.»
Y yo miraba al suelo, como el que busca
las palabras de perdón de mamá o exhausto
niño que busca la cremallera del pantalón
y la encuentra y hace pipí en cualquier lugar,
todo el rato al suelo. En mí conociste
diversas maneras de agachar la cabeza.
«Cada cual encontrará en esa nube
la forma del dolor que lleva. Antes de jugar
con la imaginación recuerda que ni la infancia
fue tan dura ni yo te abandonaré tan joven.»
Apenas habían pasado unos minutos
desde que dejáramos atrás aquella habitación
tan blanca y fría; alcé la vista y dije:
«Apuesto todo al resurgimiento, al nuevo día
de mañana. Pero si no vuelvo, recuerda este poema,
en él dejo instrucciones acerca de cómo aprender
que cada uno tiene talento para la muerte
en que prospera.»
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